La Biblia en un año
Abril16
Levítico 17, Salmos 32, 1 Timoteo 6
Levítico 17
El santuario único
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Habla con Aarón y sus hijos, y con todo el pueblo de Israel, y diles que esto es lo que yo, el Señor, les ordeno hacer:
3 »Todo israelita que dentro del campamento o fuera de él degüelle un buey, un cordero o una cabra, 4 y no lo lleve a la entrada del tabernáculo de reunión para ofrecerlo al Señor como ofrenda delante de su tabernáculo, será culpable, pues ha derramado sangre. Por lo tanto, ese hombre será eliminado de su pueblo, 5 a fin de que los hijos de Israel traigan al Señor los sacrificios que ofrecen en medio del campo y los presenten al sacerdote a la entrada del tabernáculo de reunión, para que ellos ofrezcan sacrificios de paz al Señor. 6 El sacerdote rociará la sangre sobre el altar del Señor, a la entrada del tabernáculo de reunión, y quemará la grasa en olor grato en honor del Señor, 7 y nunca más ofrecerán sus sacrificios a esos demonios, por los cuales se han prostituido. Éste será un estatuto perpetuo para todos sus descendientes.
8 »También les dirás que todo israelita, y todo extranjero que viva entre ustedes, que ofrezca un holocausto o sacrificio 9 y no lo lleve a la entrada del tabernáculo de reunión para ofrecérmelo, será también eliminado de su pueblo.
Prohibición de comer sangre
10 »Si algún israelita o extranjero que viva entre ustedes come sangre, yo me pondré en contra de él y lo eliminaré de su pueblo. 11 Y es que la vida de todo ser está en la sangre. Yo les he dado a ustedes la sangre para que sobre el altar se haga expiación por ustedes. Por medio de la sangre misma se hace expiación por ustedes. 12 Por lo tanto, digo ahora a los hijos de Israel: Ninguno de ustedes, ni ningún extranjero que viva entre ustedes, comerá sangre. 13 Todo israelita, y todo extranjero que viva entre ustedes, que cace algún animal o ave que se pueda comer, deberá derramar su sangre y cubrirla con tierra. 14 La sangre es la vida de todo ser vivo. Por tanto, digo a los hijos de Israel: No coman la sangre de ningún ser vivo, porque la sangre es la vida de todo ser vivo. Todo el que la coma, será eliminado. 15 Toda persona nacida entre ustedes, y todo extranjero, que coma algún animal que haya sido matado o despedazado por una fiera, deberá lavar sus vestidos, y lavarse a sí misma con agua, y se quedará impura hasta el anochecer. Después de eso, será declarada limpia. 16 Si no lava sus vestidos, ni se lava a sí mismo, cargará con su iniquidad.»
Salmos 32
La dicha del perdón
Salmo de David. Masquil.
1 Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado,
y cuya maldad queda absuelta.
2 Dichoso aquél a quien el Señor
ya no acusa de impiedad,
y en el que no hay engaño.
3 Mientras callé, mis huesos envejecieron,
pues todo el día me quejaba.
4 De día y de noche me hiciste padecer;
mi lozanía se volvió aridez de verano.
5 Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad.
Me dije: «Confesaré al Señor mi rebeldía»,
y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
6 Por eso, todos tus fieles orarán a ti
mientras puedas ser hallado.
Aunque sufran una gran inundación,
las aguas no los alcanzarán.
7 ¡Tú eres mi refugio!
¡Tú me libras de la angustia!
¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!
8 «Yo te voy a hacer que entiendas.
Voy a enseñarte el camino que debes seguir,
y no voy a quitarte los ojos de encima.
9 No seas como los caballos ni como las mulas,
que no quieren obedecer,
y que hay que sujetarlos con la brida y el freno,
pues de lo contrario no se acercan a su amo.»
10 Al malvado le esperan muchas aflicciones,
pero la misericordia del Señor acompaña
a todos los que confían en él.
11 Ustedes, los hombres justos,
¡alégrense y regocíjense en el Señor!
Y ustedes, los de recto corazón,
¡canten todos llenos de alegría!
1 Timoteo 6
1Todos los que están sujetos a esclavitud, consideren a sus amos dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios ni la doctrina. 2 Y los que tienen amos creyentes, no deben considerarlos menos por ser hermanos. Al contrario, deben servirles mejor, ya que los que se benefician de su buen servicio son creyentes y amados. Esto debes enseñar y exhortar.
Piedad y contentamiento
3 Si alguno enseña otra cosa, y no se aviene a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que corresponde a la piedad, 4 está envanecido, no sabe nada, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen los envidias, los pleitos, las blasfemias, las malas sospechas 5 y las disputas necias de hombres de entendimiento corrupto y privados de la verdad, que hacen de la piedad una fuente de ganancia. De gente así, apártate. 6 Pero la piedad es una gran ganancia, cuando va acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, si tenemos sustento y abrigo, contentémonos con eso. 9 Los que quieren enriquecerse caen en la trampa de la tentación, y en muchas codicias necias y nocivas, que hunden a los hombres en la destrucción y la perdición; 10 porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual algunos, por codiciarlo, se extraviaron de la fe y acabaron por experimentar muchos dolores.
La buena batalla de la fe
11 Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. 12 Presenta la buena batalla de la fe, aférrate a la vida eterna, a la cual también fuiste llamado cuando hiciste la buena profesión delante de muchos testigos. 13 Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, te mando 14 que mantengas el mandamiento inmaculado e irreprensible hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual a su debido tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 16 el único que es inmortal y que habita en luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
17 A los ricos de este siglo mándales que no sean altivos, ni pongan su esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Mándales que hagan el bien, y que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos; 19 que atesoren para sí mismos un buen fundamento para el futuro, que se aferren a la vida eterna.
Encargo final de Pablo a Timoteo
20 Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado. Evita las pláticas profanas acerca de cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, 21 la cual algunos profesaron y se desviaron de la fe. Que la gracia sea contigo. Amén.