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Abril21

Levítico 22, Salmos 37, Tito 1

AudioCCF Bogotá Norte
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Levítico 22

Santidad de las ofrendas

1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

2 «Diles a Aarón y a sus hijos que se abstengan de las cosas santas que los hijos de Israel me han dedicado, y no profanen mi santo nombre. Yo soy el Señor.

3 »Diles que todo varón descendiente suyo que, estando impuro, se acerque a las ofrendas sagradas que los hijos de Israel consagran al Señor, será eliminado de mi presencia. Esto vale para todas sus generaciones. Yo soy el Señor.

4 »Todo varón descendiente de Aarón que tenga lepra, o tenga un derrame de semen, no podrá comer de las ofrendas sagradas hasta que esté puro.

»El que toque algún objeto de un cadáver, o el que haya tenido un derrame de semen, 5 o el que esté impuro por haber tocado algún hombre o reptil impuro, o alguna impureza de sí mismo, 6 quedará impuro hasta el anochecer y no podrá comer de las ofrendas sagradas hasta que haya lavado su cuerpo con agua. 7 En cuanto el sol se ponga quedará limpio, y entonces podrá comer de las ofrendas sagradas, porque son su alimento.

8 »Ningún sacerdote podrá comer ningún animal que haya sido matado o desgarrado por alguna fiera, pues se contaminará con eso. Yo soy el Señor.

9 »Cumplan con mis ordenanzas, para que no mueran por profanarlas ni tengan que cargar con su pecado. Yo soy el Señor, que los santifico.

10 »Nadie ajeno al sacerdocio comerá de las ofrendas sagradas, ni siquiera los huéspedes de los sacerdotes ni sus jornaleros. 11 Sólo podrán comer de las ofrendas sagradas los esclavos que los sacerdotes compren por dinero y los criados que nazcan en su casa.

12 »Si la hija de un sacerdote se casa con alguien ajeno al sacerdocio ya no podrá comer de las ofrendas sagradas. 13 Sólo podrá comer de los alimentos de su padre sacerdote si es viuda o divorciada, y si por no tener hijos vuelve a la casa paterna y vive allí como cuando era joven. Pero ningún extraño podrá comer de esas ofrendas.

14 »Si alguien, sin proponérselo, come de alguna ofrenda sagrada, devolverá al sacerdote la ofrenda sagrada más el equivalente a una quinta parte.

15 »No profanen las ofrendas sagradas que los hijos de Israel apartan para mí. 16 Si ustedes les permiten comer de esas ofrendas, los harán cargar con su pecado. Yo soy el Señor, que los santifico.»

17 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

18 «Habla con Aarón y con sus hijos, y con todos los hijos de Israel, y diles que si algún israelita, o algún extranjero que viva en Israel, me presenta su ofrenda en pago de sus votos, o como ofrenda voluntaria para quemarla como holocausto, 19 para que yo la acepte debe ofrecerme un macho sin defecto, que puede tomar del ganado vacuno, o de sus corderos o cabras. 20 No deben presentarme ningún animal que tenga algún defecto, porque yo no lo aceptaré.

21 »Si alguien me presenta una vaca o una oveja como sacrificio de paz, o como ofrenda voluntaria para cumplir un voto, para que yo acepte la ofrenda el animal no debe tener ningún defecto. 22 No podrán ofrecer sobre mi altar, como ofrenda encendida, ningún animal que esté ciego, o con una pierna rota, o mutilado, verrugoso, sarnoso o roñoso. 23 Como ofrenda voluntaria podrán ofrecer un buey o un carnero que tenga de más o de menos, pero un animal así no lo aceptaré en pago de un voto.

24 »No me ofrezcan ningún animal con testículos heridos o magullados, rasgados o extirpados. No ofrezcan en su tierra esta clase de animales. 25 Tampoco reciban de manos de los extranjeros animales así, ni me los ofrezcan como mi alimento, porque esos animales están defectuosos y corrompidos, y yo no los aceptaré.»

26 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

27 «Cuando nazca un becerro, un cordero o una cabra, podrá quedarse con su madre siete días, pero a partir del octavo día lo aceptaré como ofrenda de sacrificio encendido.

28 »No degüellen en un mismo día a una vaca u oveja, junto con su cría.

29 »Cuando ustedes me ofrezcan un sacrificio de acción de gracias, deberán hacerlo de tal manera que me sea aceptable. 30 Deberán comer la carne ese mismo día, sin dejar nada para el día siguiente. Yo soy el Señor.

31 »Cumplan mis mandamientos. Pónganlos en práctica. Yo soy el Señor.

32 »No profanen mi santo nombre, sino santifíquenme en medio de los hijos de Israel. Yo soy el Señor, que los santifico. 33 Yo los saqué de la tierra de Egipto, para ser su Dios. Yo soy el Señor.»

Salmos 37

El camino de los malos

Salmo de David.

1 No te alteres por causa de los malvados,
ni sientas envidia de los que practican el mal,
2 porque pronto se marchitan, como la hierba;
pronto se secan, como la hierba verde.

3 Confía en el Señor, y practica el bien;
así heredarás la tierra y la verdad te guiará.
4 Disfruta de la presencia del Señor,
y él te dará lo que de corazón le pidas.

5 Pon tu camino en las manos del Señor;
confía en él, y él se encargará de todo;
6 hará brillar tu justicia como la luz,
y tu derecho como el sol de mediodía.

7 Guarda silencio ante el Señor, y espera en él;
no te alteres por los que prosperan en su camino,
ni por los que practican la maldad.

8 Desecha la ira y el enojo;
No te alteres, que eso empeora las cosas.
9 Un día, todos los malvados serán destruidos,
pero si esperas en el Señor heredarás la tierra.

10 Un poco más, y los malvados dejarán de existir;
los buscarás, pero no los hallarás.
11 Pero los humildes heredarán la tierra
y disfrutarán de gran bienestar.
12 Los malvados conspiran contra los justos,
y rechinan los dientes contra ellos,
13 Pero el Señor se burla de ellos
porque sabe que ya viene su hora.

14 Los malvados sacan la espada, tensan el arco,
para derribar a los pobres y necesitados,
para acabar con los hombres cabales;
15 pero su espada les partirá el corazón,
y su arco se romperá en mil pedazos.

16 Es mejor lo poco del hombre justo
que las riquezas de muchos pecadores,
17 porque el Señor sostiene a los justos
pero pondrá fin al poder de los malvados.

18 El Señor cuida de los hombres honrados;
y mantendrá la herencia de ellos para siempre.
19 En tiempos difíciles no serán avergonzados,
y en tiempos de escasez tendrán abundancia.

20 Pero los malos perecerán.
Los enemigos del Señor serán consumidos.
¡Se esfumarán como el humo de la grasa de carneros!

21 El malvado pide prestado y no paga;
El justo es bondadoso y comparte lo que tiene.
22 Los benditos del Señor heredarán la tierra,
pero los que él maldice serán eliminados.

23 El Señor dirige los caminos del hombre
cuando se complace en su modo de vida.
24 Si el hombre cae, no se queda en el suelo
porque el Señor lo sostiene de la mano.

25 Yo fui joven, y ya he envejecido,
pero nunca vi desamparado a un justo,
ni vi a sus hijos andar mendigando pan.
26 El justo es misericordioso, y siempre presta;
sus hijos son para otros una bendición.

27 Apártate del mal, y practica el bien;
así vivirás para siempre.
28 Porque el Señor ama la justicia
y no desampara a sus fieles;
siempre les brinda su protección.
Pero los hijos de los malvados serán destruidos.
29 Los justos heredarán la tierra
y para siempre vivirán en ella.

30 Cuando el justo habla, imparte sabiduría;
con su lengua proclama la justicia.
31 En su corazón habita la ley de su Dios;
por eso sus pies nunca resbalan.

32 El impío acecha al justo
con la intención de matarlo,
33 pero el Señor no lo pondrá en sus manos,
ni dejará que en el juicio lo condenen.

34 Tú espera en el Señor, y sigue su camino,
y él te exaltará, y heredarás la tierra;
y cuando los pecadores sean destruidos,
tú estarás allí para verlo.

35 Yo vi cómo el maligno era enaltecido;
lo vi extenderse como verde laurel;
36 pero el tiempo pasó, y él dejó de existir;
cuando lo busqué, ¡ya había desaparecido!

37 Fíjate en quienes son íntegros y justos:
Hay un final venturoso para la gente pacífica.
38 Pero los pecadores serán todos destruidos;
el final de los malvados será su exterminio.

39 La salvación de los justos proviene del Señor;
él les da fuerzas en momentos de angustia.
40 El Señor los ayuda y los pone a salvo;
los libra y los pone a salvo de los impíos
porque ellos pusieron en él su esperanza.

Tito 1

Saludo

1 Yo, Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, según la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que corresponde a la piedad, 2 en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos, 3 y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador, 4 a Tito, verdadero hijo en nuestra fe común: Recibe gracia, misericordia y paz, de Dios el Padre y del Señor Jesucristo, nuestro Salvador.

Requisitos de ancianos y obispos

5 Por esto te dejé en Creta, para que corrigieras lo deficiente y establecieras ancianos en cada ciudad, tal y como yo te mandé: 6 ancianos irreprensibles, maridos de una sola mujer y con hijos creyentes, que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. 7 Porque es necesario que el obispo, como administrador de Dios, sea irreprensible, no soberbio ni iracundo, ni afecto al vino, ni pendenciero, ni codicioso de ganancias deshonestas, 8 sino hospitalario, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, 9 apegado a la palabra fiel, tal y como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen. 10 Porque aún hay muchos rebeldes, que hablan de vanidades y de engaños, especialmente los de la circuncisión, 11 a los cuales es preciso tapar la boca. Éstos trastornan casas enteras, y a cambio de ganancias deshonestas enseñan lo que no conviene. 12 Uno de ellos, que es su propio profeta, dijo:

«Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias y glotones ociosos.»

13 Éste es un testimonio verdadero; así que repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe 14 y no atiendan a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. 15 Para los puros, todas las cosas son puras; pero para los corruptos e incrédulos nada es puro, pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas; 16 dicen conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, pues son odiosos y rebeldes, reprobables en cuanto a toda buena obra.

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