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Mayo22

Números 26, Salmos 68, 1 Juan 2

AudioCCF Bogotá Norte
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Números 26

Censo del pueblo en Moab

1 Después de la mortandad, sucedió que el Señor habló con Moisés y Eleazar, el hijo del sacerdote Aarón. Les dijo:

2 «Levanten un censo de toda la congregación de todos los hijos de Israel, mayores de veinte años, que pueden salir a pelear por Israel, en el orden de las familias de sus antepasados.»

3 Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con los israelitas en los campos de Moab, es decir, junto al Jordán y frente a Jericó. Les dijeron:

4 «Cuenten al pueblo mayor de veinte años, tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés y a los hijos de Israel que salieron de Egipto.»

5 De Rubén, primogénito de Israel, fueron contadas las siguientes familias:

De Enoc, la familia de los enoquitas.

De Falú, la familia de los faluitas.

6 De Jesrón, la familia de los jesronitas.

De Carmi, la familia de los carmitas.

7 Éstas son las familias de los rubenitas. De ellas fueron contados cuarenta y tres mil setecientos treinta hombres.

8 Los hijos de Falú: Eliab.

9 Los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abirán. Estos Datán y Abirán fueron los dos del consejo de la congregación que, junto con el grupo de Coré, se rebelaron contra Moisés y Aarón, y contra el Señor, 10 cuando la tierra se abrió y se los tragó, a ellos y a Coré, y aquel grupo murió al consumir el fuego a doscientos cincuenta hombres, para que sirviera de escarmiento. 11 Pero los hijos de Coré no murieron.

12 Los hijos de Simeón, en el orden de sus familias:

De Nemuel, la familia de los nemuelitas.

De Jamín, la familia de los jaminitas.

De Jaquín, la familia de los jaquinitas.

13 De Zeraj, la familia de los zeraítas.

De Saúl, la familia de los saulitas.

14 Éstas son las familias de los simeonitas, con un total de veintidós mil doscientos hombres.

15 Los hijos de Gad por sus familias:

De Zefón, la familia de los zefonitas.

De Jaguí, la familia de los haguitas.

De Suni, la familia de los sunitas.

16 De Ozni, la familia de los oznitas.

De Eri, la familia de los eritas.

17 De Arod, la familia de los aroditas.

De Areli, la familia de los arelitas.

18 Éstas son las familias de Gad, con un total de cuarenta mil quinientos hombres.

19 Los hijos de Judá: Er y Onán.

Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 20 Los hijos de Judá, por sus familias, fueron:

De Sela, la familia de los selaítas.

De Fares, la familia de los faresitas.

De Zeraj, la familia de los zeraítas.

21 Los hijos de Fares fueron:

De Jesrón, la familia de los jesronitas.

De Jamul, la familia de los hamulitas.

22 Éstas son las familias de Judá, con un total de setenta y seis mil quinientos hombres.

23 Los hijos de Isacar, en el orden de sus familias:

De Tola, la familia de los tolaítas.

De Fuvá, la familia de los funitas.

24 De Jasub, la familia de los jasubitas.

De Simerón, la familia de los simronitas.

25 Éstas son las familias de Isacar, con un total de sesenta y cuatro mil trescientos hombres.

26 Los hijos de Zabulón, en el orden de sus familias:

De Sered, la familia de los sereditas.

De Elón, la familia de los elonitas.

De Yajelel, la familia de los jahleelitas.

27 Éstas son las familias de los zabulonitas, con un total de sesenta mil quinientos hombres.

28 Los hijos de José, en el orden de sus familias:

Manasés y Efraín.

29 Los hijos de Manasés:

De Maquir, la familia de los maquiritas. Y Maquir engendró a Galaad.

De Galaad, la familia de los galaaditas.

30 Éstos son los hijos de Galaad:

De Yézer, la familia de los jezeritas.

De Jélec, la familia de los helequitas.

31 De Asriel, la familia de los asrielitas.

De Siquén, la familia de los siquemitas.

32 De Semida, la familia de los semidaítas.

De Jéfer, la familia de los jeferitas.

33 Selofejad hijo de Jéfer no tuvo hijos, sino hijas. Los nombres de las hijas de Selofejad fueron Malá, Nogá, Joglá, Milca y Tirsa.

34 Éstas son las familias de Manasés, con un total de cincuenta y dos mil setecientos hombres.

35 Éstos son los hijos de Efraín, en el orden de sus familias:

De Sutelaj, la familia de los sutelaítas.

De Bequer, la familia de los bequeritas.

De Taján, la familia de los tahanitas.

36 Éstos son los hijos de Sutelaj:

De Erán, la familia de los eranitas.

37 Éstas son las familias de los hijos de Efraín, con un total de treinta y dos mil quinientos hombres. Éstos son los hijos de José por sus familias.

38 Los hijos de Benjamín, en el orden de sus familias:

De Bela, la familia de los belaítas.

De Asbel, la familia de los asbelitas.

De Ajirán, la familia de los ahiramitas.

39 De Sufán, la familia de los sufamitas.

De Jufán, la familia de los hufamitas.

40 Los hijos de Bela fueron Ard y Namán.

De Ard, la familia de los arditas.

De Namán, la familia de los naamitas.

41 Éstos son los hijos de Benjamín, en el orden de sus familias, con un total de cuarenta y cinco mil seiscientos hombres.

42 Éstos son los hijos de Dan, en el orden de sus familias:

De Suján, la familia de los sujanitas.

Éstas son las familias de Dan, en el orden de sus familias. 43 De las familias de los sujanitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos hombres.

44 Los hijos de Aser, en el orden de sus familias:

De Imna, la familia de los imnitas.

De Isúi, la familia de los isuitas.

De Beria, la familia de los beriaítas.

45 Los hijos de Beria:

De Jéber, la familia de los heberitas.

De Malquiel, la familia de los malquielitas.

46 La hija de Aser se llamaba Será.

47 Éstas son las familias de los hijos de Aser, con un total de cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres.

48 Los hijos de Neftalí, en el orden de sus familias:

De Yajesel, la familia de los jahzeelitas.

De Guni, la familia de los gunitas.

49 De Yézer, la familia de los jezeritas.

De Silén, la familia de los silemitas.

50 Éstas son las familias de Neftalí, en el orden de sus familias, con un total de cuarenta y cinco mil cuatrocientos hombres.

51 El total de los hijos de Israel censados fue de seiscientos un mil setecientos treinta hombres.

La repartición de la tierra
52 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

53 «La tierra se repartirá entre estos hombres, según los nombres censados. 54 A los que sean más, les darás una propiedad mayor; a los que sean menos, les darás una propiedad menor. Cada uno recibirá su propiedad según el número de hombres censados. 55 Pero la tierra se repartirá por sorteo, y la recibirán en propiedad según los nombres de las tribus de sus padres. 56 Según les toque en suerte, la tierra se repartirá entre los que sean más y los que sean menos.»

Censo de la tribu de Leví
57 Los levitas censados según el orden de sus familias fueron éstos:

De Gersón, la familia de los gersonitas.

De Coat, la familia de los coatitas.

De Merari, la familia de los meraritas.

58 Éstas son las familias de los levitas:

la familia de los libnitas,

la familia de los hebronitas,

la familia de los malitas,

la familia de los musitas,

la familia de los coreítas.

Coat fue el padre de Amirán. 59 La mujer de Amirán se llamaba Jocabed, hija de Leví, y le nació a Leví en Egipto. Esta Jocabed fue la madre de Aarón, Moisés y María, y el padre de ellos fue Amirán. 60 Aarón fue el padre de Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 61 Nadab y Abiú murieron por haber ofrecido fuego extraño delante del Señor.

62 Los levitas censados fueron veintitrés mil hombres, todos ellos mayores de un mes. No fueron contados entre los hijos de Israel porque no recibieron ninguna propiedad entre los hijos de Israel.

Caleb y Josué sobreviven
63 Éstos son los israelitas censados por Moisés y el sacerdote Eleazar en los campos de Moab, junto al Jordán y frente a Jericó. 64 Ninguno de ellos era de los que fueron contados por Moisés y el sacerdote Aarón en el desierto de Sinaí. 65 Y es que el Señor había dicho acerca de ellos: Morirán en el desierto. Así que ninguno de ellos quedó con vida, excepto Caleb hijo de Yefune y Josué hijo de Nun.

Salmos 68

El Dios del Sinaí y del santuario
Al músico principal. Salmo de David. Cántico.

1 ¡Levántese Dios, y sean esparcidos sus enemigos!
¡Huyan de su presencia quienes lo aborrecen!
2 Dios los despejará como si despejara el humo;
¡como si derritiera cera delante del fuego!
Así perecen los impíos delante de Dios.
3 Pero los justos se alegrarán delante de Dios;
¡llenos de gozo, saltarán de alegría!

4 ¡Cantemos salmos a Dios! ¡Cantemos salmos a su nombre!
¡Exaltemos al que cabalga sobre los cielos!
Su nombre es el Señor. ¡Alegrémonos en su presencia!

5 Dios, en su santo templo,
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas.
6 Dios les da un hogar a los desamparados,
y rescata a los cautivos y les da prosperidad,
pero a los rebeldes los hace habitar en el desierto.

7 Dios nuestro, cuando saliste al frente de tu pueblo,
cuando anduviste por el desierto,
8 la tierra tembló.
Al verte, Dios de Israel, los cielos derramaron su lluvia;
ante tu presencia, el monte Sinaí se estremeció.
9 Tú, Dios nuestro, derramaste abundante lluvia,
y a tu exhausta tierra infundiste vida.
10 En ella, oh Dios, habitan los que son tuyos;
tú, por tu bondad, das al pobre lo que necesita.

11 El Señor emitió su palabra,
y muchas mensajeras dieron la noticia:
12 «¡Están huyendo los reyes y sus ejércitos!»
En su casa, las mujeres se repartían los despojos:
13 «Aunque ustedes se quedaron en los apriscos,
también recibirán alas de paloma cubiertas de plata,
con sus plumas recubiertas de oro fino.»

14 Cuando el Omnipotente esparció allí a los reyes,
en el monte Salmón parecía estar nevando.
15 El monte de Basán es un monte muy alto;
el monte de Basán es un monte majestuoso.
16 Ustedes, altos montes, ¿por qué miran con desdén
al monte en donde Dios decidió residir?
¡El Señor habitará allí para siempre!

17 Entre miríadas de poderosos carros de guerra,
tú, Señor, marchas del Sinaí a tu santuario.
18 Asciendes a lo alto, llevando contigo a los cautivos
y el tributo que recibiste de gente rebelde,
y entre ellos, Señor y Dios, pondrás tu habitación.

19 Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación,
que todos los días nos colma de beneficios.
20 El Señor nuestro Dios es un Dios que salva;
el Señor tiene poder para librarnos de la muerte.
21 Dios herirá la cabeza de sus enemigos,
la melena de los que andan en sus pecados.

22 El Señor ha dicho: «Yo te haré volver de Basán.
Te haré volver de las profundidades del mar.
23 ¡Tus pies y la lengua de tus perros
se teñirán con la sangre de tus enemigos!»

24 En el santuario, oh Dios, pueden verse tus procesiones;
¡tus marchas triunfales, mi Dios y Rey!
25 Los cantores abren la marcha, los músicos la cierran,
y en medio las doncellas avanzan con panderos.
26 Ustedes, descendientes de Israel,
¡bendigan a nuestro Señor y Dios en las congregaciones!
27 Allí va el joven Benjamín, al frente de ellos,
acompañado por los príncipes de Judá,
los príncipes de Zabulón y los príncipes de Neftalí.

28 Dios nuestro, ¡manifiesta tu poder!
¡Confirma, oh Dios, lo que has hecho por nosotros!
29 Por causa de tu templo en Jerusalén
los reyes te pagan tributo.
30 ¡Reprime a la bestia de los juncos,
a ese ejército de toros y becerros!
¡Somételos! ¡Que te entreguen sus piezas de plata!
¡Dispersa a los pueblos que se complacen en la guerra!
31 ¡Que vengan a ti los príncipes de Egipto!
¡Que se apresure Etiopía a tender a ti sus manos!

32 Reinos de la tierra, ¡canten salmos a Dios!
¡Canten salmos al Señor!
33 ¡Al que cabalga sobre los altos y eternos cielos!
¡Al que hace oír su poderosa voz!
34 ¡Reconozcan el poder a Dios!
Sobre Israel puede verse su magnificencia;
¡en los cielos se manifiesta su poder!
35 En su santuario, Dios es imponente;
¡el Dios de Israel da fuerza y vigor a su pueblo!

¡Bendito sea Dios!

1 Juan 2

Cristo, nuestro abogado

1 Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo. 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 3 Con esto podemos saber que lo conocemos: si obedecemos sus mandamientos. 4 El que dice: «Yo lo conozco», y no obedece sus mandamientos, es un mentiroso, y no hay verdad en él. 5 El amor de Dios se ha perfeccionado verdaderamente en el que obedece su palabra, y por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

El nuevo mandamiento

7 Hermanos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que ustedes han tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que han oído desde el principio. 8 Sin embargo, les escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en ustedes, porque las tinieblas se van desvaneciendo, y la luz verdadera ya alumbra. 9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

12 Les escribo a ustedes, hijitos, porque sus pecados les han sido perdonados por su nombre. 13 Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les escribo a ustedes, hijitos, porque han conocido al Padre. 14 Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno.

15 No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, es decir, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

El anticristo

18 Hijitos, han llegado los últimos tiempos; y así como ustedes oyeron que el anticristo viene, ahora han surgido muchos anticristos; por esto sabemos que han llegado los últimos tiempos. 19 Ellos salieron de nosotros, pero no eran de nosotros. Si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron para que fuera evidente que no todos son de nosotros. 20 Pero ustedes tienen la unción del Santo, y conocen todas las cosas. 21 No les he escrito porque no conocen la verdad, sino porque la conocen, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 24 Que permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio. Si lo que han oído desde el principio permanece en ustedes, también ustedes permanecerán en el Hijo y en el Padre. 25 Y ésta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.

26 Les he escrito esto acerca de los que los engañan. 27 La unción que ustedes recibieron de él permanece en ustedes, y no tienen necesidad de que nadie les enseñe. Así como la unción misma les enseña todas las cosas, y es verdadera y no falsa, permanezcan en él, tal y como él les ha enseñado.

28 Y ahora, hijitos, permanezcan en él para que, cuando se manifieste, tengamos confianza, y cuando venga no nos alejemos de él avergonzados. 29 Si saben que él es justo, sepan también que todo el que hace justicia ha nacido de él.

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